Playas
La intimidad del azul
Ocho kilómetros de costa perfilan el litoral de Altea. Un recorrido que avanza entre bahías abiertas, calas discretas y acantilados que caen sobre un mar de aguas excepcionalmente claras. La combinación de piedra, horizonte claro y calma convierte esta franja en uno de los tramos más singulares y preciados de la Costa Blanca.
En el corazón urbano, la Playa de la Roda concentra la vida cotidiana junto al paseo marítimo, con acceso cómodo y servicios a pie de playa. Muy cerca, Cap Blanch se abre en dirección a L’Albir con su forma generosa y una serenidad constante. Al norte, Cap Negret juega con el contraste entre la piedra oscura y el agua cristalina, mientras que l’Olla mira a su islote, símbolo del verano alteano y escenario de su célebre noche de fuegos artificiales sobre el mar.
Más allá del centro, Mascarat, Cala del Soio, Barra Grande o La Solsida conservan el silencio intacto de los lugares que no se descubren por casualidad. Son calas ideales para nadar, bucear o deslizarse en paddle surf. Cuando el mar amanece en calma, bordear la costa en kayak hasta el Racó del Corb permite contemplar el paisaje desde un anfiteatro natural donde los acantilados imponen un ritmo más lento.