Altea es mucho más que una ciudad, es una forma de entender el Mediterráneo. Sus calles empedradas y casas encaladas, descienden hacia el mar componiendo un escenario que ha inspirado a artistas, músicos y escritores de todo el mundo. Pasear por su casco antiguo es detener el tiempo, descubrir el arte, compartir terrazas con encanto y plazas donde la vida transcurre con naturalidad, sin tiempo.

La costa ofrece un contraste fascinante, calas íntimas, aguas turquesa y paseos junto al mar conviven con el ambiente náutico del puerto y el bullicio elegante de su paseo marítimo. Aquí la luz es protagonista, transformando cada instante en una imagen irrepetible.

Altea es también tradición viva con mercados que mantienen la esencia mediterránea, fiestas que llenan las calles de música, color y una gastronomía que se nutre del mar y de la huerta. Es, en definitiva, un lugar donde lo auténtico se convierte en experiencia y donde ALTEA SENSE adquiere su verdadero significado.